miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Aventura de ser maestro

Ser profesor no es tarea fácil, ya que se aprende por ensayo y error, donde se van a ir sorteando las diversas dificultades a las que se va enfrentando hasta llegar a apropiarse de una verdadera identidad profesional, dominando las técnicas básicas para ser un interlocutor que ayude a resolver los problemas de disciplina y adecuar los contenidos al nivel de conocimiento de sus alumnos.
Nadie nace sabiendo, y no existe quien enseñe a ser profesor, esto se va adquiriendo mediante la práctica y el dominio de las técnicas para ser un experto en ésta profesión.
La libertad que da estar frente a un grupo con la seguridad del dominio de sus conocimientos, de saber que dar y que no dar en el aula, de modificar en el instante de acuerdo a la heterogeneidad del alumnado de las formas de los contenidos, llena al docente de satisfacción, de saberse útil a los demás, convirtiendo la rutina en un reto diario que debe vencer en el aula conviertiéndolo en una aventura grupal.
Ahora entiendo la escuela como un sitio a donde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás, donde siempre habrá alguien para sorprenderte. Buscar el ansia de saber y propiciar una atmósfera de investigación, no solo ayuda a abrir la mente de los alumnos sino también la del profesor, ya que se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, funcionando de esta forma la relación enriquecedora en los dos sentidos.
El objetivo del maestro es ayudar a los alumnos a comprenderse a si mismos y a entender el mundo que le rodea.
La tarea básica del docente es recuperar las preguntas, las inquietudes, el proceso de búsqueda de los hombres y mujeres que elaboraron los conocimientos que hoy figuran en los textos. La primera tarea es descubrir el valor de lo que se va a aprender, recrear el estado de curiosidad en el que se elaboran las respuestas, para ello hay que volver las miradas de nuestros alumnos hacia el mundo que los rodea y rescatar las preguntas iniciales obligándoles a pensar.
Cada día necesito preguntarme que les voy a aportar, que espero conseguir, y luego como enganchar lo que ellos saben, lo que han vivido, lo que les preocupa, con los nuevos contenidos que voy a introducir.
La renovación pedagógica , es una forma de egoísmo: con independencia del deseo de mejorar el aprendizaje de mis alumnos, la necesito como una forma de encontrarme vivo en la enseñanza, como un desafío personal para investigar nuevas formas de comunicación, nuevos caminos para hacer pensar a mis alumnos.
Desde ésta perspectiva, la enseñanza recupera cada día el sentido de una aventura que te rescata del tedio y del aburrimiento, y es entonces cuando encuentras la libertad de expresar en clase, algo que te es muy querido. Inmediatamente recibes la respuesta, cuando 100 alumnos pican el anzuelo de tu palabra y ya puedes dejar correr el sedal, modulas el ritmo de tu explicación en la medida en como se comporta el grupo, de acuerdo a sus gestos, preguntas, pasando con rapidez el tiempo de la explicación que como magia te recompensa de las horas de estudio y te hace sentir útil en la enseñanza.
Un Maestro es ese alguien que tiene la respuesta a tus preguntas, es quien te enfrenta a ti mismo rompiendo las barreras de tus limitaciones, rescata pensamientos que no se atreven a formular, sin necesidad de sentirnos humillados por penetrar en el pensamiento ajeno.
Este es el objetivo: ser maestro de humanidad, a través de las materias que enseñamos para rescatar a los alumnos de entre las marañas de la ciencia y la cultura, permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.
Entre las dificultades que he sorteado para tener mi propia identidad profesional, es el despojarme de la mentalidad que siempre he tenido como alumno para ponerme en el lugar del profesor, descubrir en que consiste ese papel, ya que no es lo mismo ser profesor de primaria respecto a los de secundaria
El peor problema de un maestro de primaria es la idealización, formación que les fue instruida en la Normal sobre la manera de enfocar los problemas de forma positiva y de cómo eludir las dificultades más comunes. Han aprendido contenidos de enseñanza, pero no saben como organizar una clase, ni como hacerse oír, como solucionar problemas prácticos de su grupo de alumnos.
La identidad profesional se alcanza tras consolidar un repertorio pedagógico y diversos niveles de actualización profesional en donde el docente tiene que estar en constante estudio..
Entre los profesores de secundaria, el problema de la identidad profesional es mucho mas grave ya que no se tiene una vocación clara de cómo enseñar. Estudian una carrera para otra cosa (matemático profesional, químico, físico, etc.) y egresan de las Facultades universitarias en donde ni por asomo pretenden formar profesores, sino investigadores especialistas. Por lo mismo no sabe organizar una clase, desconoce de las técnicas adecuadas para motivar a sus alumnos, así como modular su expresión.
Otro obstáculo al que se enfrenta el profesor novato es el problema de la disciplina, descubriendo que debe de atender otras tareas distintas a las de enseñar, tiene que definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación hasta conseguir que el grupo trabaje como tal.
El último de los problemas es el de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos.
Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad solo valora el poder y el dinero, pero a mi me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos.
Hay valiosos maestros empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismo desde el preescolar hasta la universidad.

2 comentarios:

  1. Hola! Sergio:

    Es de suma importancia siempre tener presente como docente el que "cada individuo es diferente en su forma de concebir el aprendizaje", pues en mi opinión si consideramos lo anterior como premisa estaremos atentos a la construcción individual.

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  2. Hola! Sergio:

    La aventura de ser maestro como tarea no es nada fácil, pero si dejamos la tarea a un lado y nos dejamos llevar por el deseo de la aventura, de la aventura estar ahí en medio del aula dispuesto a hacer hasta lo imposible porque los chicos piquen el anzuelo, el anzuelo de la “palabra”, seguro que estaremos en posibilidad de algo más, dejaremos de ser el docente que lo sabe todo y que por tanto no se cuestiona nada, para cuestionarnos todo e ir por más. Estar ahí con el deseo franco de convertir la rutina en un reto diario, en hacer de la escuela un espacio donde se aprende y se comparte, donde se dejará que el hada sorpresa haga de las suyas, para provocar el enfrentamiento consigo mismo.
    Cuanta poesía encierran estas palabras, desafío de saber y pasión por comunicarlo.

    Gracias por el anzuelo.

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